Durante el 78º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, desarrollada entre el 19 y 26 de setiembre en Nueva York (EE.UU.), el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó a los líderes mundiales que “hemos abierto las puertas del infierno” al no actuar de manera decisiva contra el cambio climático.

 

El fuego tiene efectos terribles. Los agricultores ven con horror cómo las inundaciones se llevan sus cultivos. Las temperaturas sofocantes dan luz a enfermedades. Y miles huyen con miedo a medida que se extienden los incendios históricos”, dijo en su discurso de apertura de la Cumbre de Ambición Climática. 

 

A pesar de ello, el funcionario manifestó en que todavía hay tiempo para limitar el aumento de las temperaturas a 1,5 grados Celsius por encima de los límites preindustriales, aunque advirtió de que para hacerlo hay que acabar con las subvenciones millonarias a las energías fósiles y gravar el carbono, entre otras medidas.

 

Remarcó además, que la acción por el clima se está viendo “empequeñecida por la magnitud del desafío”, ya que la humanidad se encamina hacia un aumento de la temperatura de 2,8 ºC, lo que aumenta el peligro y la inestabilidad.

 

 

Décadas de retraso

 

Los activistas se niegan a ser silenciados, los pueblos indígenas defienden sus tierras de los extremos climáticos y los ejecutivos de las empresas están transformando sus modelos de negocio”, enfatizó Guterres. Luego añadió que también hay alcaldes que avanzan hacia un futuro sin emisiones de carbono y que hay gobiernos que trabajan para acabar con los combustibles fósiles y proteger a las comunidades vulnerables.

 

Pero llevamos décadas de retraso”, aseguró, e instó a los líderes mundiales a tomar medidas. A los principales emisores, el titular de la ONU pidió un pacto de solidaridad climática, y a los países ricos, que apoyen a las economías emergentes para que puedan capear la crisis. “Todavía podemos construir un mundo de aire limpio, empleos verdes y energía limpia asequible para todos”, afirmó.

 

En este sentido, la agenda de aceleración de la acción climática pide a los países desarrollados que lleguen a cero emisiones netas lo más cerca posible de 2040, y que las economías emergentes lo hagan lo más cerca posible de 2050. También pidió que se ponga fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, “que según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) alcanzaron la increíble cifra de 7 billones de dólares en 2022”.

 

Según consignó la agencia EFE, Guterres fue especialmente crítico con las compañías que han “tratado de bloquear” la transición energética a una economía de cero emisiones, “utilizando su riqueza y su influencia para aplazar, distraer y engañar”.

 

Guterres también mostró simpatía hacia los países menos industrializados, que sufren los impactos más devastadores de una crisis climática a la que no han contribuido, y que se ven estancados en una situación de deuda insostenible con las naciones más ricas.

 

Muchas de las naciones más pobres tienen todo el derecho a estar enfadadas”, añadió, al explicar que la financiación prometida no se ha materializado, mientras que los costos de los préstamos siguen por las nubes.

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